De sexo, banquetes y otros enigmas…
Si nos remontamos a la corte de Nerón,
debemos pensar en Petronio, también
conocido como Arbiter elegantiae, es decir Arbitro de la elegancia, a
quien su sentido de la elegancia y el lujo convirtieron en organizador de
muchos de los espectáculos que tenían lugar en la corte de Nerón.
Antes bien, debemos aclarar,
que en aquél tiempo, la elegancia poco tenía que ver con la vestimenta o el
mobiliario, en cuanto a Cayo o Tito Petronio Árbitro (en latín,
Gaius Petronius Arbiter), éste apodo hace referencia a una manera de ser y un estilo de vivir
esencialmente “elegante”, definido por una extraordinaria inteligencia y
sentido del humor desbordante, creativo y amoral, brillante, cínico y profundo
en su pensamiento, pero ligero y edonista en su conducta.
La figura de Petronio, ha
servido como personajes para otras obras de la literatura, entre ellas Quo vadis del escritor Henryk Sienkiewicz, que posteriormente fue
interpretado por el actor Leo Genn, en la adaptación cinematográfica.
Aunque
al igual que sus datos se dudaba de su obra, hoy en día se ha comprobado que
Petronio es el autor de la obra El satiricón, una de las primeras
narraciones que adopta la forma de lo que hoy llamamos “novela”, género que no
era común en la antigüedad clásica, aunque por desgracia ha llegado hasta
nuestros días incompleta, pues le faltan el inicio y el final, al leerla se
puede aún disfrutar del estilo irónico con el que Petronio retrató la vida
cotidiana de los latinos de aquella época.
La
obra logró llegar a nuestros días en tres momentos de la historia, una primera
parte apareció en 1476 y se publicó en Milán, en 1482. Casi un siglo después,
en 1564, se encontró un conjunto de fragmentos que junto con los anteriores,
dieron lugar a varias ediciones. Por último, un siglo más tarde, en la
biblioteca de Nicolás Cippio, en Traur, Yugoslavia, se encontraron otros
fragmentos que concuerdan con el original, y que dan origen a la versión más
completa que podemos leer de El Satiricón, hoy en día.
El
satiricón, narra las aventuras de tres jóvenes, Encolpio, Ascilto y Gitón, éste
último, manzana de la discordia entre los dos primeros amigos quienes se
disputan su amor durante toda la historia. También se pueden disfrutar de
algunos cuetos milesios, pequeñas narraciones sobre todo eróticas, de tradición
popular, que se transmitían de manera oral en aquellos años y que Petronio
integra a su narración eficazmente para que nuestros personajes tomen parte en
dichas historias.
Aunque
su narrador, Encolpio, se expresa siempre en el mejor latín, la obra es
esencialmente valiosa por los coloquialismos en los diálogos de muchos de sus
personajes que por ende ofrecen un interesante objeto de estudio sobre el latín
vulgar de la época.
El
capítulo más extenso que podemos disfrutar de el Satiricón, es el famoso
banquete de Trimalción, un liberto que se vuelve exageradamente rico, y que
mediante el ofrecimiento de dicho banquete, presume de todos sus bienes y
deleita a sus amigos e invitados con los manjares más exóticos que se pueden
ofrecer en una reunión así, todo para que simplemente se den cuenta del todo
poder al alcance de su mano.
Se
dice incluso que, éste capítulo en especial, fue hecho especialmente para
satirizar la vida Nerón, y no podría estar más de acuerdo, pues Petronio
describe en Trimalción, a un hombre adinerado, que no sabe qué hacer con lo que
tiene, y a quien además tacha de ignorante por medio de diversos diálogos en
los que Trimalción hace citas erróneas, confunde nombre de la literatura, e
incluso se adjudica frases de carácter filosófico, según su propio criterio, y
que no son otra cosa que ironías o palabras bien sabidas.
Es
incluso por esto que dicen, Nerón mandó deshacerse de todas las copias y a
consecuencia, sólo hemos podido disfrutar de una obra erótica, que si bien
llegó a nuestros días mutilada, no deja de carecer de una riqueza
extraordinaria, tanto en lenguaje, cultura y tradición de la Roma de aquella
época, así como de sabias palabras que nos permiten entender el sobrenombre del
árbitro de la elegancia:
“Mejor sería otorgar mayor
paciencia y graduación en sus estudios, afinando el gusto en la lectura de
buenos libros, trabajando el estilo con despiadada crítica, escuchando
calmosamente los modelos que se pretende imitar, descubriendo que no es lo
mejor aquello que deslumbra a la juventud.”
Pues en su notable escritura y su impecable
expresión podemos rescatar el alma de Petronio y dejarnos llevar por su sentido
de la elegancia y tal vez, volvernos después de leerlo, un poco más elegantes.
BIBLIOGRAFÍA
Petronio, El Satiricón, Grupo Editorial Tomo, México 2003, 379 págs.
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