El catálogo manuscrito de los dramas de Esquilo que se conserva menciona
ochenta (80) obras, a las que se debe quitar Las mujeres de Etna, atribuida
falsamente, de las cuales solo siete se conservan completas. Como cada poeta
acudía al concurso con cuatro obras (3 tragedias y 1 drama satírico), Esquilo
habría compuesto veinte tetralogías.
Obras conservadas : Los Persas, Los Siete contra Tebas, Las Suplicantes, Prometeo
- estas forman parte de cuatro trilogías distintas - Agamenón, Las Coéforas y
Las Euménides - estas tres integran una
trilogía completa llamada Orestia.
La trilogía esquílea se caracteriza por tener una temática que se va
completando con las tres obras, estando íntimamente ligadas por la misma. La
única excepción la constituye el Prometeo portador del fuego que es una pieza
satírica cuyo contenido no tiene nada que ver con los otros tres dramas de la
tetralogía, incluso la relación entre estos ha sido muy estudiada sin hallar un
nexo entre ellos tan evidente como lo encontramos en las restantes trilogías de
Esquilo.
Centrándonos en la Orestiada, hay que decir que con ella ganó Esquilo en
las Olimpiadas del año 458a.C. y sus tres tragedias iban seguidas del drama
satírico Proteo que se ha perdido. Es sin duda la mejor obra de Esquilo y su
temática presenta claros antecedentes en la épica homérica y en un poema coral
de Estesícoro, del mismo titulo, perdido.
Agamenon comienza con un prólogo donde un centinela transmite la caída de
Troya, señal de alegría, y los malos presentimientos de los griegos por el
sacrificio de Ifigenia, el odio de Clitemnestra, la guerra como castigo de Zeus
a Paris, la sangre derramada,etc. En medio de estos cantos está el “himno a
Zeus” a quién presenta Esquilo como dios del conocimiento que garantiza el
orden del cosmos. Cuando Agamenón llega acompañado de Casandra, hija de Príamo,
Clitemnestra lo recibe como a un dios pisando alfombras de púrpura. Nuevo acto
de ubriV (soberbia) de Agamenón que se suma a sus malas acciones anteriores y a
las de sus antepasados. Finalmente Clitemnestra, tras matar a su marido y
concubina, desafía triunfante al coro, para en los últimos versos confesarse
parte de la cadena de crímenes de la
familia de Agamenon.
En Las Coéforas Orestes venga la muerte de su padre matando a su madre y al
amante (Egisto), y se decide por este acto después de resolver el doble dilema
que se le presenta : obedecer al dios Apolo, y continuar la tradición familiar
de asesinatos, o respetar la sangre materna desoyendo, por tanto, el mandato
del dios. Después de ejecutar la matanza, Orestes, al igual que Clitemnestra,
justifica su acción pero más tarde, presa de las furias, enojado consigo mismo,
huye desesperado buscando la liberación por obra del dios.
En Las Euménides Apolo concede su ayuda a Orestes, refugiado en su
santuario, enviándole a Atenas en compañía de Hermes, donde encontrará jueces
que solucionarán su caso. Allí es liberado por el tribunal del Areópago gracias
a la intervención, además, de Atenea y Zeus, quién rompe así la cadena familiar
de culpas y castigos. Es un final feliz donde el poder de Zeus se manifiesta
bajo la comprensión y el sufrimiento, estableciendo esto como ley para los
hombres.
En cuanto al Prometeo, única obra conservada de su trilogía, ha despertado
serias dudas en los eruditos respecto a su autenticidad. En esta obra llama la
atención la simplicidad del léxico y de la métrica, y el empleo de motivos e
ideas inusuales en lo que de Esquilo se nos ha conservado. El problema más
difícil viene dado por la imagen de Zeus, que aparece como un tirano que
gobierna mediante la violencia, frente a las otras obras donde emerge como
justo ordenador del cosmos. La opinión más general es considerarla de Esquilo,
pero el problema no está resuelto.
Puedes leer su obra en el siguiente link:
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