“El sol puede morir y volver a nacer;
pero nosotros una vez apagada nuestra breve claridad,
hemos de dormir una sola y eterna noche”
Nació en
Verona, en la Galia Transpadana, en una familia influyente (su padre era amigo
de Julio César, al que Catulo sin embargo despreciaba, quizá a causa de la
sequedad de su estilo literario).
Estudió en
Roma pasando allí varias temporadas y al fin se estableció el 62 a. C.,
introduciéndose en los cenáculos literarios de sus amigos, los llamados
despectivamente por Cicerón poetas neotéricos: Helvio Cinna, Licinio Calvo,
Valerio Catón, Cornificio, Furio Bibáculo y los eruditos Marco Terencio Varrón
y Cornelio Nepote. Los neotéricos se caracterizaban, en primer lugar, por una
gran afición a la poesía griega alejandrina de Calímaco y, en segundo lugar,
por el deseo de cultivar una lírica refinada y concisa, de un perfecto acabado
formal.
Se enamoró
de una dama muy bella y licenciosa, Clodia, casada con Quinto Cecilio Metelo
Céler, gobernador de la Galia Cisalpina, y hermana del tribuno de la plebe
Publio Clodio Pulcro, enemigo de Cicerón. Clodia, sin embargo, que aparece en
sus versos con un nombre de valor métrico equivalente, Lesbia (que declara la
común afición de los amantes a la poetisa griega Safo de Lesbos), tras
concederle sus encantos, le fue infiel a la primera ocasión y dejó a Catulo
debatiéndose entre el odio y el amor, como expresa en su conocido dístico: Odi
et amo. Quare id faciam? fortasse requiris / Nescio, sed fieri sentio et
excrucior («Odio y amo. ¿Cómo es posible?, preguntarás acaso. No lo sé, pero
siento que me ocurre y me atormenta»).
De la
violenta pasión que despertó en Catulo tardó en recuperarse a duras penas: Una
salus haec est, hoc est tibi pervincendum. / Hoc facias sive id non pote, sive
pote! («Una sola salvación hay para ti: esto debe superarse. ¡Hazlo puedas o no
puedas!»). Pero la agonía se prolongó merced a los arrepentimientos de la
amante, mera excusa para nuevas y fallidas reconciliaciones: Nulli se dicit
mulier mea nubere malle quam mihi, / non si se Iuppiter ipse petat. / Dicit:
sed mulier cupido quod dicit amanti, / in vento et rápida scribere oportet aqua.
(«Con nadie más que conmigo dice mi amada que se uniría, / ni aunque Júpiter
mismo se lo pidiera. / Eso dice: pero lo que dice la mujer enamorada a un
amante / conviene escribirlo en el viento y en el agua rápida»). Fue una
inspiración excepcional para uno de los corpora de lírica amorosa más intensos
de todos los tiempos. Lateralmente, en sus poemas también se refleja, directa o
indirectamente, una relación homosexual con un joven de nombre Juventio (poemas
XXIV y XCIX Ad Iuventium). Murió a los 30 años de edad según algunos
estudiosos, según otros a los 33.
La
originalidad de Catulo consiste en haber sido el primero en haber iniciado la
elegía romana con sus rasgos específicos de subjetividad, autobiografismo e
intimidad, menos presentes en sus correlatos griegos.
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