Conservamos dieciocho obras de Eurípides ( compuso en torno a las 92 ) pues el Reso se considera apócrifa - no
auténtica - y un drama satírico - Ciclope -que nos ha llegado a través de
textos medievales. Además una cantidad de fragmentos pertenecientes a sus obras
perdidas que supera con creces a la de la totalidad de los fragmentos de
Sófocles y Esquilo. Estas obras son: Alcestis, Medea, Los Heráclidas, Hipólito,
Andrómaca, Las Suplicantes, Hécuba, Ión, Heracles, Las Troyanas, Electra,
Helena, Ifigenia en Tauride, Las Fenicias, Orestes, y las compuestas en su
estancia en Macedonia Ifigenia en Aúlide, y Las Bacantes. Trataremos solo las 4
más importantes:
La más antigua que se nos ha conservado, Alcestis, es del año 438 a.C.y su
primera presentación en público en 455, ocupando el cuarto lugar, con tres
tragedias perdidas, que en Esquilo se reservaba al drama satírico. No es
propiamente una tragedia, sino un cuento entre sentimental y humorístico. El
mito ya había sido tratado por otros trágicos como Frínico y expresa cómo el
rey Admeto es salvado por su esposa Alcestis, que consiente en morir en su
lugar y finalmente es arrebatada a la muerte por Heracles, reuniéndose ambos en
un prometedor futuro. Eurípides sigue el mito pero cambia la interpretación de
los personajes : Admeto, que debería ser noble y heroico, es cobarde y
ridículo, permitiendo que su mujer muera por él y compadeciéndose de sí mismo.
En Medea (431) la innovación del antiguo mito es mayor. Eurípides crea una
tragedia de gran fuerza psicológica en la que convierte a Medea en asesina de
sus hijos para vengarse de la infidelidad de Jasón. Ella que ha engañado y
matado por seguirlo, contra la voluntad de su padre, no puede aceptar la boda
de Jasón con la hija del rey de Corinto. Mediante un ardid, propio de una maga,
mata a la joven desposada con el regalo de un vestido embrujado, privando a
Jasón de su amor. Finalmente Medea es arrebatada, y liberada de las iras de los
corintios en el carro del Sol, un antepasado suyo. En esta obra muestra el
autor las fuerzas antagónicas del alma humana : Medea lucha entre su deseo de
venganza y el amor por sus hijos. Es la heroína contrapuesta a las de Sófocles
y Esquilo, pues es una mujer llevada por sus pasiones, extranjera y maga, lo
cual escandalizó a sus conciudadanos.
En Hipólito (428) también el conflicto trágico surge con gran intensidad:
Fedra, hija de Minos y esposa de Teseo, enamorada de su hijastro Hipólito, que
no la corresponde, lleva a la perdición a
padre e hijo y ella misma se da muerte. De esta obra parece que hubo una
primera versión en la cual el motivo erótico era dominante y que fue retirada
por la indignación de los atenienses al ver en el escenario los desenfrenos
amorosos de Fedra. En la segunda versión, la protagonista guarda con dolor en
su interior sus sentimientos y solo se produce la catástrofe final tras la
actuación de la nodriza a quién revela el secreto. Fedra va a la muerte por
salvar su honor y por afán de venganza deja la carta fatal, en la que acusa a
Hipólito de atentar contra su honra, llevándole a la perdición. En esta obra es
importante el papel de las diosas Afrodita y Ártemis, muy estudiado por la
crítica.
Las Bacantes es la más pegada a la
tradición en la forma, a la vez que la más original en contenido. El argumento
consiste en el enfrentamiento de Penteo, rey de Tebas, con Dioniso y su culto y
el terrible castigo que recibe por ello: es despedazado por las Ménades de
Dioniso, cuyo grupo preside su propia madre arrebatada por la locura
orgiástica. La escena en que la madre corona con la cabeza de su hijo su cortejo de bacante y
da gritos de júbilo por el botín es de gran audacia. Quizá el sentido último de
la obra sea representar la trágica oposición entre el intento del hombre por
afirmarse en lo racional y la fuerza innegable del mundo e lo irracional.
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