Es considerado el
poeta del amor y de la simplicidad de la naturaleza y las costumbres
campesinas. Supo aunar lo dramático y lo lírico en una treintena de sus
llamados Idilios (‘poemitas’ en griego), canciones dialogadas en su mayor parte
entre pastores que se cuentan sus penas de amor en mitad de un paisaje paradisíaco
que el autor identificó con la región griega de Arcadia. También compuso
epigramas. Utilizó el dialecto dórico de Sicilia y creó un género que fue
continuado por Mosco de Siracusa y Bión de Esmirna.
Su obra poética
se puede dividir en tres grupos, atendiendo al género: poemas bucólicos, poemas
de tema mitológico y mimos.
Idilios y poemas
bucólicos
Los escenarios
son campestres, los protagonistas son pastores, vaqueros o cabreros, hay
ganados que pastan y multitud de términos pastoriles. El tema suele ser erótico
y los cánticos y la música están presentes continuamente. Sin embargo, los
hechos son más complejos: por ejemplo, el poema III reproduce el género como o
ronda, que es de origen urbano.
A este grupo
pertenecen también poemas que, como el XX, XXI y XXVII, contienen algunos
elementos rurales. En bastantes de ellos se alterna el diálogo o el relato con
canciones, elemento que hace intervenir la música y que quedará para la
posteridad como uno de los signos típicos de la pastoral. Los temas de estas
canciones suelen ser eróticos o míticos.
Himnos y épica
A este grupo
pertenecen todos los poemas de tema mitológicos y que pueden ser englobados en
géneros como la épica y el himno. Es el caso de los poemas XIII, XVIII, XXII,
XXIV, XXV y XXVI, así como el poema titulado Berenice.
Algunos de estos
textos representan un tipo de poesía con grandes innovaciones respecto a los
modelos antiguos; sus materias míticas son sometidas a un tratamiento
antiheroico y humanizador, que reduce la estatura moral de los héroes hasta
aproximarlos al hombre de la época. En el plano formal, esto se complementa con
la parcelación de las antiguas sagas, de modo que aparece ante nuestros ojos
tan sólo algún episodio aislado.
Mimos
Se trata de
idilios de marcado carácter urbano, como por ejemplo el II y el XV. En estos
textos Teócrito practica un género que a lo largo de los siglos III y II
adquirió un gran auge, pero con claro distanciamiento de sus orígenes
populares. Se trata de un tipo de mimo que, más estrictamente dramático en el
caso de su contemporáneo Herodas, con frecuencia es contaminado en Teócrito con
elementos épicos y líricos.
EL LADRÓN DE MIEL
Una abeja maligna
picó un día
a Eros que robaba una colmena,
y le picó en la punta de los dedos.
Eros patea, grita, se lamenta,
se sopla las heridas y a Afrodita
mostrando su dolor, llora y se queja
de que por ser tan pequeño y diminuto
produzca unas heridas tan cruentas.
..................................
Y la madre, riendo, dice al hijo:
-¿no eres tú semejante a las abejas?
Tú también, hijo mío eres pequeño
¡pero qué heridas tan terribles dejas!
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