sábado, 10 de diciembre de 2011

OBRA DE APULEYO


Su obra más conocida es El asno de oro. Narra cómo el joven Lucio, víctima de un hechizo fallido que lo transforma en asno, sin perder sus facultades intelectuales -salvo el lenguaje-, pasa por varios amos y diversas aventuras. El tono humorístico es dominante, pero también hay reflexiones de tipo filosófico y religioso.
Es una obra imaginativa, irreverente y divertida que relata las increíbles aventuras de Lucio metamorfoseado en asno. Bajo esta apariencia oye y ve gran número de cosas extrañas, mismas que son relatadas como cuentos intercalados en la novela, hasta que Isis le devuelve su forma humana. Una interpolación desarrolla una de las más bellas muestras de la cuentística de la Antigüedad Clásica, la fábula de Eros y Psique (Cupido y Psique). Este relato es el más extenso de la novela y da cuenta de las tribulaciones del Alma (Psique) para alcanzar al Amor (Eros) y la inmortalidad. Como ya ha sido mencionado, hay algunas teorías que mantienen que la iniciación en los misterios de Isis relatada en el último libro de las Metamorfosis es autobiográfica.
La labor de Apuleyo también tuvo como objetivo la difusión de la filosofía (especialmente platónica), el saber retórico y la difusión de los cultos mistéricos predominantes en el Imperio romano. De su obra como filósofo han sobrevivido sólo textos con características de traducciones, con muy poco desarrollo personal: De deo Socratis (El demón de Sócrates, en donde expone la idea de los seres mediadores entre los dioses y los hombres), De Platone et eius dogmate (Sobre Platón y su doctrina, que es un compendio de los principales conceptos de la filosofía de Platón), De mundo (Sobre el mundo, recopilación de temas científicos procedentes del Liceo aristotélico).
Con respecto a la retórica, disciplina que se creó en Grecia pero que tuvo un auge importante en Roma gracias a tratados como los de Cicerón, Apuleyo dejó la única muestra de un discurso legal: Apología o De magia pro se liber (Apología o Discurso sobre la magia en defensa propia) así como un conjunto de fragmentos discursivos: la Flórida.



APULEYO


“El primer vaso corresponde a la sed; el segundo, a la alegría;
el tercero, al placer; el cuarto, a la insensatez.”

Apuleyo (Madaura, 123/5 - en torno a 180), a veces llamado Lucio Apuleyo -si bien el praenomen Lucio se toma del protagonista una de sus obras, El asno de oro- fue el escritor romano más importante del siglo II, muy admirado tanto en vida como por la posteridad.
Posiblemente un bereber muy romanizado, nació en Madaura (ciudad romana de Numidia en la frontera con Getulia), en la actualidad conocida como Mdaourouch (Argelia). En su tiempo fue una zona alejada de los principales centros culturales de la latinidad, radicados en Italia, aunque el desarrollo urbano y económico de la misma permitieron que, hacia el siglo II, importantes intelectuales y políticos romanos procedieran de la zona.
Hombre deseoso de conocimientos, Apuleyo se adentró, además de en la filosofía, en la religión, la ciencia y la retórica. Tras ser iniciado en el culto de Isis, marchó a Roma a estudiar retórica. Más adelante, se dedicó a recorrer Asia Menor y Egipto para continuar sus estudios de filosofía y religión. En el camino desde Cartago hacia Egipto, tuvo la mala fortuna de parar en Oea (actual Trípoli), donde fue acusado de usar la magia para conseguir los favores (y riquezas) de la viuda Pudentila; en su defensa declamó y publicó un agudo discurso de -la Apología pro se liber- ante el procónsul de África Claudio Máximo y los magistrados de Sabratha, en la Tripolitania.
Otras obras suyas son: Sobre el daimon de Sócrates, Flórida, Sobre Platón y su doctrina, y también un Sobre el mundo. El asno de oro (o Metamorfosis) es la única novela romana que ha sobrevivido completa. Se le puede considerar antecedente de un género literario, el de la novela picaresca, en el que luego encontraremos grandes desarrollos a partir del siglo XVI (se postulan influencias, por ejemplo, en distintos episodios del Quijote). Hay algunas teorías que mantienen que la iniciación en los misterios de Isis relatada en el Asno de Oro es autobiográfica.

OBRA DE SUETONIO

 De su obra cabe decir que fue extensa y que escribió tanto en lengua latina como en griega, pero, por desgracia, de toda su producción tan sólo se han conservado dos obras prácticamente completas: Las vidas de los doce césares (De vita Caesarum) y el De grammaticis et rhetoribus. En estado más fragmentario nos han llegado el De poetis, y, quizá retrabajado por autores posteriores, el De viris illustribus ("Sobre los hombre ilustres"), que posiblemente fueron los libros 11-19 de su perdida Pratum de rebus variis (supuesta composición de esta obra).


Las Vidas de los Doce Césares


Su obra capital, que dedicó a su citado amigo y prefecto del pretorio C. Septicio Claro, fue De vita Caesarum, citada también como Vitae Caesarum (h. 121), una serie de biografías de los once primeros emperadores, de Augusto a Domiciano, añadiendo al principio la de Julio César, obra que ha brindado a la Historia una gran cantidad de datos sobre la vida privada y el gobierno de los emperadores romanos, aunque en ocasiones se centra más en cuestiones superficiales y en algunos casos escandalosos que en un estudio profundo de los hechos históricos. Pese a ello, este libro fue muy popular durante la Edad Media, en especial por su estilo de escritura fluido y llano, libre de artificios, en el que Suetonio pone siempre en primer lugar del párrafo la palabra más importante; usa tecnicismos, términos griegos y muchas citas, a veces bastante extensas. En cuanto a la estructura de sus biografías, parece más bien alejandrino que peripatético, ya que no procede tanto por orden cronológico como por categorías, como se hacía en el caso de las biografías de personalidades literarias; las categorías que utiliza son sin embargo enteramente romanas, las siguientes: estirpe, familia, nacimiento, educación, toga virilis, comienzos de la carrera, empresas guerreras, vida privada, prodigios, muerte, testamento.



SUETONIO


"En un estado verdaderamente libre, 
el pensamiento y la palabra deben ser libres."


Gayo Suetonio Tranquilo (latín: Gaius Suetonius Tranquillus; c. 70 - post 126), comúnmemente conocido como Suetonio, fue un historiador y biógrafo romano durante los reinados de los emperadores Trajano y Adriano. Formó parte del círculo de amistades de Plinio el Joven y al final, del mismo emperador Adriano, hasta que cayó en desgracia por enemistarse con éste. Su obra más importante es Las vidas de los doce césares (De vita Caesarum, también conocida como Vitae Caesarum), en la que narra las vidas de los gobernantes de Roma desde Julio César hasta Domiciano.
Se sabe muy poco de su propia vida, siendo la principal vía de información para reconstruir su biografía tres fuentes: las cartas de Plinio el Joven, los escritos de Elio Esparciano en la Historia Augusta y las obras de Juan Lido, además de pequeñas indicaciones dadas por él mismo. De acuerdo con estas fuentes, y gracias a la aparición en los años 50 del siglo XX de una inscripción honorífica en su más que probable ciudad natal, se sabe que su nombre completo fue Gaius Suetonius Tranquillus,  y que nacería en Hipona, la antigua Hippo Regius, en Numidia (actual Annaba, Argelia), hacia el año 70 o 71 d. C., a principios del reinado de Vespasiano. Murió después del año 126 d. C.
Su padre, Suetonius Laetus, procedía del orden ecuestre (equites), disponiendo además de una acomodada situación. Aunque al pertenecer a tal clase lo normal es que el hijo hubiera hecho carrera en el ejército y luego en la administración fiscal, Suetonio no se decidió por ello. En cambio, en tiempos de Domiciano (81-96) fue enviado a Roma, donde comenzó a estudiar literatura, gramática y retórica, llegando a ejercer como profesor y abogado (en el año 97).

El Satyricón



Fellini – Satyricon, conocida en castellano como Satiricón, es una película italiana escrita y dirigida por Federico Fellini, «inspirada libremente», como Fellini reconoce en los títulos, en la novela del primer siglo de nuestra era El Satiricón, de Petronio.
La historia es vista desde la particular lente de Fellini, reflejando la decadencia y mundanidad de la Roma de esos tiempos, mostrando algunos atributos artísticos de su cultura, pero sobre todo realzando la desmoralización de esa sociedad, en la que dos estudiantes se disputan la propiedad de un adolescente, para lo cual se ven envueltos en historias que se superponen unas con otras. Las actuaciones se exageran con el carácter de los personajes, haciendo de las escenas algo que podría caer en lo cómico pero con un trasfondo ideológico claro; los diálogos son largos, e incluyen escenas cortas que pueden ser tomadas como relleno para escenas posteriores, los encuadres se diversifican adecuándose a la intensidad de la escena, que puede ser una toma general para admirar el recorrido de los personajes, y en otros casos, específica para ver las contiendas entre los mismos; no hay un plano singular que predomine ni siquiera en dos escenas consecutivas, haciendo de este film un espectáculo en intensidad, en donde el hombre es seducido por su propia ignorancia y mundanidad para sufrir por conseguir algún tipo de placer del mismo orden.
Uno de los figurantes de la película es el cantante Renato Zero.
La película cuenta entre sus numerosas influencias, con la impronta del primer largometraje de Alejandro Jodorowsky, Fando y Lis, que Fellini vio en Roma en 1969 con el título italiano de Il Paese Incantato.



...............................................Puedes encontrar la película subtitulada.....................................

PETRONIO


De sexo, banquetes y otros enigmas…

El Satiricón de Petronio

Si nos remontamos a la corte de Nerón, debemos pensar en Petronio, también  conocido como Arbiter elegantiae, es decir Arbitro de la elegancia, a quien su sentido de la elegancia y el lujo convirtieron en organizador de muchos de los espectáculos que tenían lugar en la corte de Nerón.
Antes bien, debemos aclarar, que en aquél tiempo, la elegancia poco tenía que ver con la vestimenta o el mobiliario, en cuanto a Cayo o Tito Petronio Árbitro (en latín, Gaius Petronius Arbiter), éste apodo hace referencia a  una manera de ser y un estilo de vivir esencialmente “elegante”, definido por una extraordinaria inteligencia y sentido del humor desbordante, creativo y amoral, brillante, cínico y profundo en su pensamiento, pero ligero y edonista en su conducta.
La figura de Petronio, ha servido como personajes para otras obras de la literatura, entre ellas  Quo vadis del escritor Henryk Sienkiewicz, que posteriormente fue interpretado por el actor Leo Genn, en la adaptación cinematográfica.
Aunque al igual que sus datos se dudaba de su obra, hoy en día se ha comprobado que Petronio es el autor de la obra El satiricón, una de las primeras narraciones que adopta la forma de lo que hoy llamamos “novela”, género que no era común en la antigüedad clásica, aunque por desgracia ha llegado hasta nuestros días incompleta, pues le faltan el inicio y el final, al leerla se puede aún disfrutar del estilo irónico con el que Petronio retrató la vida cotidiana de los latinos de aquella época.
La obra logró llegar a nuestros días en tres momentos de la historia, una primera parte apareció en 1476 y se publicó en Milán, en 1482. Casi un siglo después, en 1564, se encontró un conjunto de fragmentos que junto con los anteriores, dieron lugar a varias ediciones. Por último, un siglo más tarde, en la biblioteca de Nicolás Cippio, en Traur, Yugoslavia, se encontraron otros fragmentos que concuerdan con el original, y que dan origen a la versión más completa que podemos leer de El Satiricón, hoy en día.
El satiricón, narra las aventuras de tres jóvenes, Encolpio, Ascilto y Gitón, éste último, manzana de la discordia entre los dos primeros amigos quienes se disputan su amor durante toda la historia. También se pueden disfrutar de algunos cuetos milesios, pequeñas narraciones sobre todo eróticas, de tradición popular, que se transmitían de manera oral en aquellos años y que Petronio integra a su narración eficazmente para que nuestros personajes tomen parte en dichas historias.
Aunque su narrador, Encolpio, se expresa siempre en el mejor latín, la obra es esencialmente valiosa por los coloquialismos en los diálogos de muchos de sus personajes que por ende ofrecen un interesante objeto de estudio sobre el latín vulgar de la época.
El capítulo más extenso que podemos disfrutar de el Satiricón, es el famoso banquete de Trimalción, un liberto que se vuelve exageradamente rico, y que mediante el ofrecimiento de dicho banquete, presume de todos sus bienes y deleita a sus amigos e invitados con los manjares más exóticos que se pueden ofrecer en una reunión así, todo para que simplemente se den cuenta del todo poder al alcance de su mano.
Se dice incluso que, éste capítulo en especial, fue hecho especialmente para satirizar la vida Nerón, y no podría estar más de acuerdo, pues Petronio describe en Trimalción, a un hombre adinerado, que no sabe qué hacer con lo que tiene, y a quien además tacha de ignorante por medio de diversos diálogos en los que Trimalción hace citas erróneas, confunde nombre de la literatura, e incluso se adjudica frases de carácter filosófico, según su propio criterio, y que no son otra cosa que ironías o palabras bien sabidas.
Es incluso por esto que dicen, Nerón mandó deshacerse de todas las copias y a consecuencia, sólo hemos podido disfrutar de una obra erótica, que si bien llegó a nuestros días mutilada, no deja de carecer de una riqueza extraordinaria, tanto en lenguaje, cultura y tradición de la Roma de aquella época, así como de sabias palabras que nos permiten entender el sobrenombre del árbitro de la elegancia:

  “Mejor sería otorgar mayor paciencia y graduación en sus estudios, afinando el gusto en la lectura de buenos libros, trabajando el estilo con despiadada crítica, escuchando calmosamente los modelos que se pretende imitar, descubriendo que no es lo mejor aquello que deslumbra a la juventud.”

Pues en su notable escritura y su impecable expresión podemos rescatar el alma de Petronio y dejarnos llevar por su sentido de la elegancia y tal vez, volvernos después de leerlo, un poco más elegantes.

BIBLIOGRAFÍA
Petronio, El SatiricónGrupo Editorial Tomo, México 2003, 379 págs.

OBRA DE VIRGILIO


Incitado por sus protectores, escribió las Geórgicas, en apoyo de la política imperial de relanzar la agricultura en Italia, en las cuales recrea la belleza de la vida campesina y sus distintos aspectos: labranza, ganadería y apicultura.
La vertiente pública de la poesía de Virgilio llegó a su cima cuando afrontó la tarea de escribir un ambicioso poema patriótico a imagen de las grandes epopeyas homéricas, la Eneida, que debía cantar las virtudes del pueblo romano y cimentar una mitología propia para la nación. Para ello escogió la conocida figura legendaria del héroe troyano Eneas. Durante otros doce años trabajó en la composición de esta su obra maestra, poema épico que incluye doce cantos.
El verso de Virgilio en la Eneida fue considerado en su propia época, y a partir de entonces, como modelo de perfección literaria tanto por su equilibrio métrico como por su musicalidad. Sin embargo, el poeta no pudo terminar su obra, pues en el 19 a.C. emprendió un viaje por Grecia y Asia con la intención de corroborar sobre el terreno las referencias paisajísticas y geográficas de su obra maestra, prácticamente finalizada para entonces, y para profundizar en el estudio de la filosofía. Durante el viaje enfermó gravemente, y en su lecho de muerte pidió a sus amigos Vario y Plocio que destruyeran la Eneida, por considerarla imperfecta, ruego que no fue atendido por orden de Augusto.
Se atribuye asimismo a Virgilio la composición de un conjunto de obras menores de carácter épico, elegíaco y didáctico, conocido como el Appendix vergiliana, que quizás podrían ser obras de juventud, aunque no está bien dilucidada su autoría. El renombre de que gozó fue enorme no sólo en su época, sino a lo largo de toda la Edad Media, que le consideró como un cristiano anticipado, e incluso se llegó a ver en una de sus Bucólicas una profecía de la llegada del Mesías. En su Divina Comedia, Dante lo convirtió en su guía a través del Infierno y el Purgatorio, y le consideró su maestro.



LA ENEIDA:
La Eneida es una  obra que  fue escrita por encargo del emperador Augusto, con el fin de glorificar, atribuyendo un origen mítico, al Imperio que con él se iniciaba. Con este fin, Virgilio elabora una reescritura, más que una continuación, de los poemas homéricos, tomando como punto de partida la guerra de Troya y su destrucción, y colocando la fundación de Roma como un acontecimiento ocurrido a la manera de los legendarios mitos griegos.
Se suele decir que Virgilio, en su lecho de muerte, encargó quemar la Eneida, ya fuera porque deseaba desvincularse de la propaganda política de Augusto, o bien porque no consideraba que la obra hubiera alcanzado la perfección que el poeta quería.

Léela en el siguiente enlace:

VIRGILIO


“Los dioses ayudan a los hombres que se ayudan
a sí mismos, y esto es mediante el trabajo. “

Publio Virgilio Marón  (Andes, actual Pietole, cerca de Mantua, en la Región X, Venetia, hoy Lombardía italiana, 15 de octubre de 70 a. C.Brundisium, actual Brindisi, 21 de septiembre de 19 a. C.), más conocido por su nomen, Virgilio, fue un poeta romano, autor de la Eneida, las Bucólicas y las Geórgicas. En la obra de Dante Alighieri, La Divina Comedia, fue su guía a través del Infierno y del Purgatorio.
Formado en las escuelas de Mantua, Cremona, Milán, Roma y Nápoles, se mantuvo siempre en contacto con los círculos culturales más notables. Estudió filosofía, matemáticas y retórica, y se interesó por la astrología, medicina, zoología y botánica. De una primera etapa influido por el epicureísmo, evolucionó hacia un platonismo místico, por lo que su producción se considera una de las más perfectas síntesis de las corrientes espirituales de Roma.
Fue el creador de una grandiosa obra en la que se muestra como un fiel reflejo del hombre de su época, con sus ilusiones y sus sufrimientos, a través de una forma de gran perfección estilística.
Si bien no intervino de modo directo en la vida política, desde muy pronto Virgilio disfrutó del apoyo de mecenas y amigos, como Cayo Mecenas, el poeta Horacio e incluso Octavio, el futuro emperador Augusto, en parte propiciado por el éxito de su primera obra mayor, las Bucólicas, en las que desarrolla muchos temas de la tradición pastoril, tomados sobre todo de los Idilios de Teócrito, aunque introdujo numerosas alusiones a personajes y situaciones de su época.

OBRA DE OVIDIO


EL ARTE DE AMAR
Arte de amar (en latín Ars Amandi o Ars amatoria) es un poema didáctico  escrito en latín y publicados entre los años 2 a. C. y 2 d. C. consta de tres libros o cantos en los que facilita una serie de consejos sobre las relaciones amorosas: dónde encontrar mujeres, cómo cortejarlas, cómo conquistarlas, cómo mantener el amor, cómo recuperarlo, cómo evitar que nos lo roben.
A pesar de tratarse de una obra de contenido didáctico el espíritu y la forma son las de la elegía. El metro elegido no es el hexámetro, habitual en los poemas didácticos, sino el dístico elegiaco, más propio de la elegía.
Los dos primeros libros o cantos se dirigen a los hombres y sus temas son, respectivamente «Sobre cómo y dónde conseguir el amor de una mujer» y «Sobre cómo mantener el amor ya conseguido». Se publicaron conjuntamente no antes del año 2 a. C. ni después del 1 d. C.
El éxito de los dos primeros libros le mueven a escribir el Libro III, dedicado esta vez a las mujeres bajo el epígrafe «Consejos para que las mujeres puedan seducir a un varón». Fue publicado probablemente el año 2 d. C.

CONSULTA SU OBRA EN EL SIGUIENTE ENLACE:

OVIDIO


“Nada es más útil al hombre que aquellas
artes que no tienen ninguna utilidad.”


Publio Ovidio Nasón (en latín Publius Ovidius Naso) (Sulmona, 20 de marzo de 43 a. C.  Tomis, actual Constanza, 17 d. C.), poeta romano. Famoso sobre todo por sus obras Arte de amar y Las metamorfosis, obra en verso en que recoge relatos mitológicos procedentes sobre todo del mundo griego y adoptado por la cultura latina de su época.
Fue  educado en las artes de la política, estudió en Roma y completó su formación en diversas ciudades del mundo griego, pero pronto abandonó la política para dedicarse por entero a la poesía, convertido en un hombre adinerado tras heredar la hacienda de su padre.
En su primera etapa, la poesía de Ovidio tiene un tono desenfadado y gira alrededor del tema del amor y el erotismo. AmoresArte de amar, considerada por algunos su obra maestra, y Remedios de amor destacan por la maestría técnica en el manejo del dístico elegíaco y la facilidad brillante y a veces pintoresca del verso. El propósito didáctico, los consejos y ejemplos sobre cómo seducir a las mujeres y relacionarse con ellas, se mezcla en estas obras con la anécdota burlesca y un costumbrismo teñido de sátira; a los ojos modernos, más que de amor se trata de erotismo, o incluso de un simple repertorio de anécdotas picantes, aunque debe tenerse en cuenta que lo que en la Antigüedad se entendía por amor se acerca más a lo que hoy llamaríamos erotismo. Por ello, cuando estas obras influyan en el amor cortés trovadoresco (siglo XII), las diferencias serán también notorias.
A la obra de madurez del poeta corresponden Las metamorfosis, extenso poema en hexámetros que recoge diversas historias y leyendas mitológicas sobre el tema de las metamorfosis o transformaciones. Se trata de un poema escrito con la voluntad de competir con Virgilio, aunque a la solemnidad de la Eneida opone Ovidio el guiño, la broma y el refinamiento, y a la épica armónica y ática del excelso Virgilio, la variedad pasional y helenística.
Durante la Edad Media y el Renacimiento, la obra circuló casi como una enciclopedia sobre mitología clásica. Las obras compuestas durante el tiempo de exilio se caracterizan por la melancolía; destacan los Tristes, cinco libros de elegías que relatan su infeliz existencia en Tomis y apelan a la clemencia del emperador Augusto.

OBRA DE CATULO


En su estado actual, el corpus catuliano consta de unas 116 poesías, 102 encabezadas por una dedicatoria a Cornelio Nepote que sin duda debió pertenecer a una compilación anterior, aparentemente distribuidas en tres grupos. El primero, hasta la composición 60 inclusive, comprende poemas líricos cortos, en metros varios, de asuntos sacados de los más diversos acontecimientos de la vida: poesías amorosas, otras dirigidas a amigos o enemigos, improvisaciones ingeniosas, anécdotas, sátiras, y un breve himno a Diana.
Las composiciones del tercer grupo, de carácter análogo a éste, se distinguen por su común forma métrica: el dístico elegíaco; comprenden desde el poema 69 hasta el final. Por último, las de la parte central, o sea, las composiciones 61 a 68, se caracterizan por su mayor extensión, así como por la importancia de su asunto: los números 61 y 62 son epitalamios o himnos nupciales: el primero, en metros líricos-, estrofas de tres glicónicos y un ferecracio-, está escrito con ocasión de las bodas de Manlio Torcuato, y el segundo, en hexámetros, parece ser solo un ejercicio literario; el número 63 es un poema narrativo, en galiambos, que relata una versión de la leyenda frigia de Atis; el 64 es un extenso epilío en hexámetros, llamado habitualmente Epitalamio de Tetis y Peleo por el asunto que le sirve de pretexto y que da pie a extensas digresiones narrativas, descriptivas y líricas; el 65, en dísticos elegíacos, es una especie de epístola dedicatoria, a Hortensio Órtalo; el 66 es una traducción, en aquel mismo metro, de un epilío de Calímaco, La cabellera de Berenice; el 67 es un largo epigrama dialogado, también en dísticos elegíacos, en el que Catulo hace referir a la puerta de cierta casa de Verona una curiosa sarta de indiscrecciones sobre sus dueños; y el 68 es una extensa elegía de carácter subjetivo, en forma de epístola, dirigida a un amigo de Catulo, llamado unas veces Manlio y otras Alio, en la que el poeta, aparentemente respondiendo a las solicitudes de aquél, a las que al principio dice no poder acceder por razón de la pena que le agobia con ocasión de la reciente muerte de su hermano, habla de sus amores con Lesbia, en cuyo inicio Malio desempeñó un papel fundamental, e intercala una larga digresión, a la manera alejandrina, acerca de los de Laodamía y Protesilao, el primer caído al poner pie en tierra troyana, lo cual le brinda pretexto para una segunda digresión relativa a la muerte de su propio hermano en aquel mismo país.

Vivamos, Lesbia mía, y amemos:
los rumores severos de los viejos
que no valgan ni un duro todos juntos.
Se pone y sale el sol, mas a nosotros,
apenas se nos pone la luz breve,
sola noche sin fin dormir nos toca.
Pero dame mil besos, luego ciento,
después mil otra vez, de nuevo ciento,
luego otros mil aún, y luego ciento…
Después, cuando sumemos muchos miles,
confundamos la cuenta hasta perderla,
que hechizarnos no pueda el envidioso
al saber el total de nuestros besos.
________________  ****________________
Deja tu delirio
Desdichado Catulo, pon fin a tu delirio y lo que ves por perdido tenlo por tal. En otros tiempos brillaron para ti, claros días cuando acudías a la llamada de una muchacha que tu amabas como ninguna lo será jamás. Entonces no había más que alegres jugueteos: cuando tu querías también, lo que quería tu amada; ciertamente lucieron para ti claros días. Hoy no quiere ella; tampoco tú, débil corazón; no persigas a la que huye, vive feliz, adelante, con tu espíritu firme, resiste. 
-Adiós, muchacha; Catulo ya sabe resistir; no volverá a buscarte, no suplicará frente a tu repulsa; pero llorarás cuando nadie te suplique. ¡Ay de ti, alocada! ¿Qué vida te espera? ¿Quién se te acercará? ¿Quién te encontrará bonita? ¿A quién acudirás ahora? ¿De quién te dirás poseída? ¿A quién besarás? ¿A quién morderás los labios? 
Pero tu, Catulo, firme; resiste. 

CATULO


“El sol puede morir y volver a nacer;
pero nosotros una vez apagada nuestra breve claridad,
hemos de dormir una sola y eterna noche”

Nació en Verona, en la Galia Transpadana, en una familia influyente (su padre era amigo de Julio César, al que Catulo sin embargo despreciaba, quizá a causa de la sequedad de su estilo literario).
Estudió en Roma pasando allí varias temporadas y al fin se estableció el 62 a. C., introduciéndose en los cenáculos literarios de sus amigos, los llamados despectivamente por Cicerón poetas neotéricos: Helvio Cinna, Licinio Calvo, Valerio Catón, Cornificio, Furio Bibáculo y los eruditos Marco Terencio Varrón y Cornelio Nepote. Los neotéricos se caracterizaban, en primer lugar, por una gran afición a la poesía griega alejandrina de Calímaco y, en segundo lugar, por el deseo de cultivar una lírica refinada y concisa, de un perfecto acabado formal.
Se enamoró de una dama muy bella y licenciosa, Clodia, casada con Quinto Cecilio Metelo Céler, gobernador de la Galia Cisalpina, y hermana del tribuno de la plebe Publio Clodio Pulcro, enemigo de Cicerón. Clodia, sin embargo, que aparece en sus versos con un nombre de valor métrico equivalente, Lesbia (que declara la común afición de los amantes a la poetisa griega Safo de Lesbos), tras concederle sus encantos, le fue infiel a la primera ocasión y dejó a Catulo debatiéndose entre el odio y el amor, como expresa en su conocido dístico: Odi et amo. Quare id faciam? fortasse requiris / Nescio, sed fieri sentio et excrucior («Odio y amo. ¿Cómo es posible?, preguntarás acaso. No lo sé, pero siento que me ocurre y me atormenta»).
De la violenta pasión que despertó en Catulo tardó en recuperarse a duras penas: Una salus haec est, hoc est tibi pervincendum. / Hoc facias sive id non pote, sive pote! («Una sola salvación hay para ti: esto debe superarse. ¡Hazlo puedas o no puedas!»). Pero la agonía se prolongó merced a los arrepentimientos de la amante, mera excusa para nuevas y fallidas reconciliaciones: Nulli se dicit mulier mea nubere malle quam mihi, / non si se Iuppiter ipse petat. / Dicit: sed mulier cupido quod dicit amanti, / in vento et rápida scribere oportet aqua. («Con nadie más que conmigo dice mi amada que se uniría, / ni aunque Júpiter mismo se lo pidiera. / Eso dice: pero lo que dice la mujer enamorada a un amante / conviene escribirlo en el viento y en el agua rápida»). Fue una inspiración excepcional para uno de los corpora de lírica amorosa más intensos de todos los tiempos. Lateralmente, en sus poemas también se refleja, directa o indirectamente, una relación homosexual con un joven de nombre Juventio (poemas XXIV y XCIX Ad Iuventium). Murió a los 30 años de edad según algunos estudiosos, según otros a los 33.
La originalidad de Catulo consiste en haber sido el primero en haber iniciado la elegía romana con sus rasgos específicos de subjetividad, autobiografismo e intimidad, menos presentes en sus correlatos griegos.

LA LÍRICA DE HORACIO


RESEÑA

Poeta lírico y satírico romano, autor de obras maestras de la edad de oro de la literatura latina. Quinto Horacio Flaco nació en diciembre del año 65 a.C., hijo de un liberto, en Venusia (hoy Venosa Apulia, Italia). Estudió en Roma y Atenas filosofía griega y poesía en la Academia. Fue nombrado tribuno militar por Marco Junio Bruto, uno de los asesinos de Julio César. Luchó en el lado del ejército republicano que cayó derrotado por Marco Antonio y Octavio (después Augusto) en Filipos. Gracias a una amnistía general volvió a Roma y rechazó el cargo de secretario personal de Augusto para dedicarse a escribir poesía. Cuando el poeta laureado Virgilio conoció sus poemas, hacia el año 38 a.C., le presentó al estadista Cayo Mecenas, un patrocinador de las artes y amigo de Octavio, que le introdujo en los círculos literarios y políticos de Roma, y en 33 a.C.
Horacio escribió obras de cuatro tipos: sátiras, épodos, odas y epístolas. Los épodos, que designa siempre con el nombre de yámbicos, son su primer ensayo en el género lírico, fue publicado cuando contaba con 35 años de edad, una colección de poemas que él denominó yambos. Son breves composiciones, escritas en el metro yámbico tradicional. Unos son mordaces y ofensivos. De los diecisiete épodos que integran el libro cuatro están dirigidos a Mecenas, dos reprocha a los romanos por dejarse arrastrar a las contiendas civiles, otras aluden   diversas mujeres amantes del poeta, otros invita a sus amigos a bailar y estar alegres. Horacio tomó como modelo a Arquíloco en el metro y en el tono que caracteriza al género, pero no en los temas tratados de su obra.
En algunos yambos se logra distinguir la influencia de Arquíloco, sin embargo después se inclina por el modelo de Alceo que al de Paros. 
Su obra con las epístolas, en esta forma de arte;  la epístola poética, hace su primera aparición en la literatura latina, son composiciones breves, de tema filosófico y moral. En el libro primero lo integran veinte cartas ocasionales a diferentes amigos. En el segundo libro, son mucho más extensas y ofrecen sentencias, anécdotas y fabulas.
Las sátiras abordan cuestiones éticas como el poder destructivo de la ambición, la codicia por la riqueza o la posición social. La sátira de Horacio es impersonal y anónima.
En las epístolas son obras de reflexión e intimidad retomando el género satírico, con una forma más personal y original, dirigidas a sus amigos. Con ello da vida a un género más íntimo de conversación, fugaz, despreocupado, en la que el relato, el recuerdo, la confianza y desconfianza, se entrelazan y mezclan la unidad  de un hombre vivo a otro hombre vivo.
La sátira es una manera de agredir, aporta formas variadas de mensaje: monólogo, diálogo, diario informativo, carta, conversación ataque y defensa. Horacio insiste en el tema del ataque, porque en este tema sobresale la compleja relación de la sociedad, que son el objeto primordial de la sátira. 
La poesía más importante de Horacio se encuentra en las odas, unas adaptadas y otra son una imitación directa de los poetas Anacreonte, Safo y Alceo. En ellas pone de manifiesto su herencia de la poesía lírica griega y predica la paz, el amor, el patriotismo, la amistad, el vino, los placeres del campo y la sencillez. No faltan las odas nacionales y patrióticas donde se alaba a Augusto, de la ciudad eterna y del imperio.
Los tres primeros libros contienen un conjunto de ochenta y ocho odas, treinta y ocho el primero, veinte el segundo y treinta el tercero; el cuarto comprende quince.
Horacio en sus odas ha logrado sacar sublimes momentos poéticos, ha logrado extraerlos en una tendencia  razonadora,  irónica ha sabido encontrar imágenes y armonía de canto.
Sus hábitos de pensar, su melancolía, la incredulidad, la desconfianza, la renuncia a grandes ambiciones se convierte en objeto de complicidad artística e inspiración que le ayudaron para construir sus grandes obras.  
Las odas tratan asuntos dispares tomados de todos los aspectos de la vida: amores, alegría del campo, fiestas, luto; todo lo que paso por el alma del poeta, de lo que le aconteció a él y a sus amigos.
Su principal reflexión en su obra,  es lo que expresa aquello que se desea con una perfección casi absoluta. Sus principales temas que trata en su poesía son el elogio de una vida retirada (beatus ille) que se traduce como “dichoso aquel que…” con ella se hace referencia a la alabanza de una vida sencilla. Y la invitación de gozar la juventud (carpe diem) hace referencia a “aprovecha el día” “aprovecha el momento, no lo malgastes”.
Sin duda un gran personaje que logró ser una gran  influencia para poetas posteriores a él. 


BIBLIOGRAFÌA

 Odas y épodos, sátiras, epístolas. Horacio.  Porrúa/sepan cuantos núm.240
Primera edición, 1973.

OBRA DE HORACIO


Su obra poética no se redujo al subgénero de la lírica, sino que también tocó otros aspectos del conocimiento. Los críticos proponen dos periodos de su producción.
Un primer período en el que compuso Sátiras, poesía crítica con abundantes elementos autobiográficos que persigue un fin moral y Epodos, composiciones de carácter lírico en las que tampoco está ausente la crítica social. El epodo es una composición de origen griego destinada al insulto y al improperio. Alguno de los epodos de Horacio conserva este carácter, pero otros son de carácter eminentemente lírico. Destaca aquel cuyo comienzo, Beatus ille, ha dado nombre a un tema literario, la alabanza de la vida en el campo.
En el segundo periodo escribiría Odas y Epístolas. Las odas son composiciones de carácter lírico que constituyen la obra cumbre de la lírica latina. Son cuatro libros con un total de 104 odas. En ella se jacta de haber sido el primero en trasplantar al latín la lírica eolia en su conjunto, imitando los temas y los metros líricos griegos, sobre todo de Alceo, Safo y Anacreonte. Horacio tiene conciencia de que sus odas son lo mejor de su obra y afirma que serán más duraderas que el bronce. En las Odas el componente fundamental es el lírico. Podemos agrupar las odas en varios grupos temáticos: alabanza de Augusto, elogio de la amistad, tema filosófico y moral, el amor, y finalmente el campo y la naturaleza. Expone el poeta su filosofía de la vida: hay que saber hacer uso de las riquezas y ser generoso; no hay que dejarse abatir por la adversidad y debe uno gozar de los bienes presentes, que son precarios; lo mejor para ser feliz es la “áurea mediocridad” (Aurea mediocritas). Hay una invitación a gozar del momento presente, ya que el día de mañana es incierto: carpe diem. Este tema tendrá gran fortuna en la literatura universal.
Las Epístolas es la poesía de la reflexión moral y filosófica. Entre éstas últimas destaca Epístola ad Pisones, más conocida como Arte Poética, en la que sienta principios de preceptiva literaria que han tenido durante siglos pervivencia en nuestra cultura.




EPODO 8

      
¿Preguntar tú, podrida por tus años sin cuento, qué es lo que enflaquece mi virilidad, tú, que tienes renegrida la dentadura y a quien una vejez añeja a surcado la frente de arrugas, tú, cuyo asqueroso trasero se abre entre las nalgas enjutas como si fuera el de una vaca enfermiza?...
      
Pero me "subyuga" tu pecho y tus senos fláccidos como ubres de yegua, tu vientre fofo y tus delgados muslos trabados a las hinchadas pantorrillas.
      
¡Sé afortunada y vayan imágenes triunfales delante de tu cortejo fúnebre; y no haya matrona que pasee cargada con perlas más redondas que las tuyas!
      
¿Qué me importa si los libelos estoicos suelen estar esparcidos entre tus almohadillas de seda? ¿Se endurecen acaso menos por eso mis nervios analfabetos o deja de languidecer por eso mi miembro? A éste, para sacarlo de la ingle orgullosa, tienes que trabajarlo con la boca.

ODAS


A sí mismo" (Carminum, III, 1)
Odio al vulgo profano y lo rechazo.
Tened las lenguas: sacerdote de las Musas,
voy a cantar versos jamás oídos antes
a los niños y a las doncellas.
A sus propios rebaños rigen
temibles reyes, y a ellos los gobierna
Júpiter, famoso por su triunfo Giganteo,
el que lo mueve todo con su ceño.
Sucede que un hombre alinea en los surcos
mayor número de árboles que otro hombre;
éste, de más noble linaje, baja
al Campo a competir; aquél,
mejor por sus costumbres y su fama
rivaliza con él; otro tiene mayor
cantidad de clientes.
Con justa ley, Necesidad
sortea a los notables y a los ínfimos:
una amplia urna mueve todo nombre.
Aquel sobre cuya impía cabeza
pende desnuda espada
no encuentra dulce el sabor de los festines Sículos
ni el canto de las aves y de la cítara
le devuelve el sueño. Ese sueño
apacible que, en cambio, no desdeña
la casa humilde del campesino,
ni la umbrosa ribera,
ni Tempe, el valle oreado por los Céfiros.
Al que desea sólo lo suficiente
no lo seduce el mar tumultuoso,
ni el ímpetu cruel de Arturo al ponerse,
ni el nacimiento de las Cabrillas,
las viñas azotadas por el granizo
o una finca mendaz, ya culpen sus plantíos
a las aguas, a las estrellas
que abrasan los campos
o a los inclementes inviernos.
Sienten los peces reducido el mar
por las moles lanzadas a sus aguas,
pues allí van a parar las piedras
que sin cesar arrojan el empresario con sus obreros
y el señor harto ya de tierra.
Mas Temor y Amenazas
suben adonde está el señor,
y la negra Inquietud no se separa
de su trirreme guarnecida de bronce
y cabalga tras él, jinete.
Y, si ni el mármol Frigio,
ni el uso de la púrpura más brillante que un astro,
ni la viña Falerna,
ni el costo Aquemenio
alivian el dolor del que sufre,
¿por qué voy a construir un atrio grandioso
con puertas envidiables, según el nuevo estilo?
¿Por qué voy a cambiar
mi valle de Sabina
por riquezas tan pesarosas?
"A Delio" (Carminum, II, 3)
Acuérdate de conservar una mente tranquila
en la adversidad, y en la buena fortuna
abstente de una alegría ostentosa,
Delio, pues tienes que morir,
y ello aunque hayas vivido triste en todo momento
o aunque, tumbado en retirada hierba,
los días de fiesta, hayas disfrutado
de las mejores cosechas de Falerno.
¿Por qué al enorme pino y al plateado álamo
les gusta unir la hospitalaria sombra
de sus ramas? ¿Por qué la linfa fugitiva
se esfuerza en deslizarse por sinuoso arroyo?
Manda traer aquí vinos, perfumes y rosas
—esas flores tan efímeras—, mientras
tus bienes y tu edad y los negros hilos
de las tres Hermanas te lo permitan.
Te irás del soto que compraste, y de la casa,
y de la quinta que baña el rojo Tiber;
te irás, y un heredero poseerá
las riquezas que amontonaste.
Que seas rico y descendiente del venerable
Ínaco nada importa, o que vivas
a la intemperie, pobre y de ínfimo linaje:
serás víctima de Orco inmisericorde.
Todos terminaremos en el mismo lugar.
La urna da vueltas para todos.
Más tarde o más temprano ha de salir
la suerte que nos embarcará
rumbo al eterno exilio.


"Carpe Diem" (Carminum, I, 11)

No pretendas saber, pues no está permitido, 
el fin que a mí y a ti, Leucónoe,
nos tienen asignados los dioses, 
ni consultes los números Babilónicos. 
Mejor será aceptar lo que venga, 
ya sean muchos los inviernos que Júpiter 
te conceda, o sea éste el último, 
el que ahora hace que el mar Tirreno 
rompa contra los opuestos cantiles. 
No seas loca, filtra tus vinos 
y adapta al breve espacio de tu vida 
una esperanza larga. 
Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso. 
Vive el día de hoy. Captúralo. 
No fíes del incierto mañana.


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