sábado, 10 de diciembre de 2011

OBRA DE PÍNDARO


La Olímpica
Lo mejor es, de un lado, el agua y, de otro, el oro, como ardiente fuego,
que destaca en la noche por encima de la magnífica riqueza.
Y si certámenes atléticos celebrar
anhelas, querido corazón,
ni busques otra estrella más cálida que el sol
brillante en el día por todo el yermo éter
ni ensalcemos otra competición superior a la de Olimpia.
De allí el himno clamoroso se despliega
a través de las mentes de los sabios
para que al hijo de Crono canten los que acuden
a la espléndida y feliz morada de Hierón.


POEMA DE PÍNDARO
A Teóxeno de Ténedo (*) Hay un tiempo para recolectar amores, corazón mío, cuando acompaña la edad: pero aquel que al contemplar los rayos rutilantes que brotan de los ojos de Teóxeno no siente el oleaje del deseo, de acero o de hierro tiene forjado su negro corazón con fría llama y, perdido el aprecio de Afrodita, la de vivaz mirada, o violentas fatigas padece por la riqueza, o se deja arrastrar por la femenina osadía esclavo de todos sus (...) vaivenes. Más yo me derrito como cera de sagradas abejas. Por el calor mordida en cuanto pongo mis ojos en los lozanos miembros de adolescentes mozos. ¡Era cierto que también en Ténedo Persuasión y Donosura tenían su sede en el hijo de Hagesilao!

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