sábado, 10 de diciembre de 2011

OBRA DE APULEYO


Su obra más conocida es El asno de oro. Narra cómo el joven Lucio, víctima de un hechizo fallido que lo transforma en asno, sin perder sus facultades intelectuales -salvo el lenguaje-, pasa por varios amos y diversas aventuras. El tono humorístico es dominante, pero también hay reflexiones de tipo filosófico y religioso.
Es una obra imaginativa, irreverente y divertida que relata las increíbles aventuras de Lucio metamorfoseado en asno. Bajo esta apariencia oye y ve gran número de cosas extrañas, mismas que son relatadas como cuentos intercalados en la novela, hasta que Isis le devuelve su forma humana. Una interpolación desarrolla una de las más bellas muestras de la cuentística de la Antigüedad Clásica, la fábula de Eros y Psique (Cupido y Psique). Este relato es el más extenso de la novela y da cuenta de las tribulaciones del Alma (Psique) para alcanzar al Amor (Eros) y la inmortalidad. Como ya ha sido mencionado, hay algunas teorías que mantienen que la iniciación en los misterios de Isis relatada en el último libro de las Metamorfosis es autobiográfica.
La labor de Apuleyo también tuvo como objetivo la difusión de la filosofía (especialmente platónica), el saber retórico y la difusión de los cultos mistéricos predominantes en el Imperio romano. De su obra como filósofo han sobrevivido sólo textos con características de traducciones, con muy poco desarrollo personal: De deo Socratis (El demón de Sócrates, en donde expone la idea de los seres mediadores entre los dioses y los hombres), De Platone et eius dogmate (Sobre Platón y su doctrina, que es un compendio de los principales conceptos de la filosofía de Platón), De mundo (Sobre el mundo, recopilación de temas científicos procedentes del Liceo aristotélico).
Con respecto a la retórica, disciplina que se creó en Grecia pero que tuvo un auge importante en Roma gracias a tratados como los de Cicerón, Apuleyo dejó la única muestra de un discurso legal: Apología o De magia pro se liber (Apología o Discurso sobre la magia en defensa propia) así como un conjunto de fragmentos discursivos: la Flórida.



APULEYO


“El primer vaso corresponde a la sed; el segundo, a la alegría;
el tercero, al placer; el cuarto, a la insensatez.”

Apuleyo (Madaura, 123/5 - en torno a 180), a veces llamado Lucio Apuleyo -si bien el praenomen Lucio se toma del protagonista una de sus obras, El asno de oro- fue el escritor romano más importante del siglo II, muy admirado tanto en vida como por la posteridad.
Posiblemente un bereber muy romanizado, nació en Madaura (ciudad romana de Numidia en la frontera con Getulia), en la actualidad conocida como Mdaourouch (Argelia). En su tiempo fue una zona alejada de los principales centros culturales de la latinidad, radicados en Italia, aunque el desarrollo urbano y económico de la misma permitieron que, hacia el siglo II, importantes intelectuales y políticos romanos procedieran de la zona.
Hombre deseoso de conocimientos, Apuleyo se adentró, además de en la filosofía, en la religión, la ciencia y la retórica. Tras ser iniciado en el culto de Isis, marchó a Roma a estudiar retórica. Más adelante, se dedicó a recorrer Asia Menor y Egipto para continuar sus estudios de filosofía y religión. En el camino desde Cartago hacia Egipto, tuvo la mala fortuna de parar en Oea (actual Trípoli), donde fue acusado de usar la magia para conseguir los favores (y riquezas) de la viuda Pudentila; en su defensa declamó y publicó un agudo discurso de -la Apología pro se liber- ante el procónsul de África Claudio Máximo y los magistrados de Sabratha, en la Tripolitania.
Otras obras suyas son: Sobre el daimon de Sócrates, Flórida, Sobre Platón y su doctrina, y también un Sobre el mundo. El asno de oro (o Metamorfosis) es la única novela romana que ha sobrevivido completa. Se le puede considerar antecedente de un género literario, el de la novela picaresca, en el que luego encontraremos grandes desarrollos a partir del siglo XVI (se postulan influencias, por ejemplo, en distintos episodios del Quijote). Hay algunas teorías que mantienen que la iniciación en los misterios de Isis relatada en el Asno de Oro es autobiográfica.

OBRA DE SUETONIO

 De su obra cabe decir que fue extensa y que escribió tanto en lengua latina como en griega, pero, por desgracia, de toda su producción tan sólo se han conservado dos obras prácticamente completas: Las vidas de los doce césares (De vita Caesarum) y el De grammaticis et rhetoribus. En estado más fragmentario nos han llegado el De poetis, y, quizá retrabajado por autores posteriores, el De viris illustribus ("Sobre los hombre ilustres"), que posiblemente fueron los libros 11-19 de su perdida Pratum de rebus variis (supuesta composición de esta obra).


Las Vidas de los Doce Césares


Su obra capital, que dedicó a su citado amigo y prefecto del pretorio C. Septicio Claro, fue De vita Caesarum, citada también como Vitae Caesarum (h. 121), una serie de biografías de los once primeros emperadores, de Augusto a Domiciano, añadiendo al principio la de Julio César, obra que ha brindado a la Historia una gran cantidad de datos sobre la vida privada y el gobierno de los emperadores romanos, aunque en ocasiones se centra más en cuestiones superficiales y en algunos casos escandalosos que en un estudio profundo de los hechos históricos. Pese a ello, este libro fue muy popular durante la Edad Media, en especial por su estilo de escritura fluido y llano, libre de artificios, en el que Suetonio pone siempre en primer lugar del párrafo la palabra más importante; usa tecnicismos, términos griegos y muchas citas, a veces bastante extensas. En cuanto a la estructura de sus biografías, parece más bien alejandrino que peripatético, ya que no procede tanto por orden cronológico como por categorías, como se hacía en el caso de las biografías de personalidades literarias; las categorías que utiliza son sin embargo enteramente romanas, las siguientes: estirpe, familia, nacimiento, educación, toga virilis, comienzos de la carrera, empresas guerreras, vida privada, prodigios, muerte, testamento.



SUETONIO


"En un estado verdaderamente libre, 
el pensamiento y la palabra deben ser libres."


Gayo Suetonio Tranquilo (latín: Gaius Suetonius Tranquillus; c. 70 - post 126), comúnmemente conocido como Suetonio, fue un historiador y biógrafo romano durante los reinados de los emperadores Trajano y Adriano. Formó parte del círculo de amistades de Plinio el Joven y al final, del mismo emperador Adriano, hasta que cayó en desgracia por enemistarse con éste. Su obra más importante es Las vidas de los doce césares (De vita Caesarum, también conocida como Vitae Caesarum), en la que narra las vidas de los gobernantes de Roma desde Julio César hasta Domiciano.
Se sabe muy poco de su propia vida, siendo la principal vía de información para reconstruir su biografía tres fuentes: las cartas de Plinio el Joven, los escritos de Elio Esparciano en la Historia Augusta y las obras de Juan Lido, además de pequeñas indicaciones dadas por él mismo. De acuerdo con estas fuentes, y gracias a la aparición en los años 50 del siglo XX de una inscripción honorífica en su más que probable ciudad natal, se sabe que su nombre completo fue Gaius Suetonius Tranquillus,  y que nacería en Hipona, la antigua Hippo Regius, en Numidia (actual Annaba, Argelia), hacia el año 70 o 71 d. C., a principios del reinado de Vespasiano. Murió después del año 126 d. C.
Su padre, Suetonius Laetus, procedía del orden ecuestre (equites), disponiendo además de una acomodada situación. Aunque al pertenecer a tal clase lo normal es que el hijo hubiera hecho carrera en el ejército y luego en la administración fiscal, Suetonio no se decidió por ello. En cambio, en tiempos de Domiciano (81-96) fue enviado a Roma, donde comenzó a estudiar literatura, gramática y retórica, llegando a ejercer como profesor y abogado (en el año 97).

El Satyricón



Fellini – Satyricon, conocida en castellano como Satiricón, es una película italiana escrita y dirigida por Federico Fellini, «inspirada libremente», como Fellini reconoce en los títulos, en la novela del primer siglo de nuestra era El Satiricón, de Petronio.
La historia es vista desde la particular lente de Fellini, reflejando la decadencia y mundanidad de la Roma de esos tiempos, mostrando algunos atributos artísticos de su cultura, pero sobre todo realzando la desmoralización de esa sociedad, en la que dos estudiantes se disputan la propiedad de un adolescente, para lo cual se ven envueltos en historias que se superponen unas con otras. Las actuaciones se exageran con el carácter de los personajes, haciendo de las escenas algo que podría caer en lo cómico pero con un trasfondo ideológico claro; los diálogos son largos, e incluyen escenas cortas que pueden ser tomadas como relleno para escenas posteriores, los encuadres se diversifican adecuándose a la intensidad de la escena, que puede ser una toma general para admirar el recorrido de los personajes, y en otros casos, específica para ver las contiendas entre los mismos; no hay un plano singular que predomine ni siquiera en dos escenas consecutivas, haciendo de este film un espectáculo en intensidad, en donde el hombre es seducido por su propia ignorancia y mundanidad para sufrir por conseguir algún tipo de placer del mismo orden.
Uno de los figurantes de la película es el cantante Renato Zero.
La película cuenta entre sus numerosas influencias, con la impronta del primer largometraje de Alejandro Jodorowsky, Fando y Lis, que Fellini vio en Roma en 1969 con el título italiano de Il Paese Incantato.



...............................................Puedes encontrar la película subtitulada.....................................

PETRONIO


De sexo, banquetes y otros enigmas…

El Satiricón de Petronio

Si nos remontamos a la corte de Nerón, debemos pensar en Petronio, también  conocido como Arbiter elegantiae, es decir Arbitro de la elegancia, a quien su sentido de la elegancia y el lujo convirtieron en organizador de muchos de los espectáculos que tenían lugar en la corte de Nerón.
Antes bien, debemos aclarar, que en aquél tiempo, la elegancia poco tenía que ver con la vestimenta o el mobiliario, en cuanto a Cayo o Tito Petronio Árbitro (en latín, Gaius Petronius Arbiter), éste apodo hace referencia a  una manera de ser y un estilo de vivir esencialmente “elegante”, definido por una extraordinaria inteligencia y sentido del humor desbordante, creativo y amoral, brillante, cínico y profundo en su pensamiento, pero ligero y edonista en su conducta.
La figura de Petronio, ha servido como personajes para otras obras de la literatura, entre ellas  Quo vadis del escritor Henryk Sienkiewicz, que posteriormente fue interpretado por el actor Leo Genn, en la adaptación cinematográfica.
Aunque al igual que sus datos se dudaba de su obra, hoy en día se ha comprobado que Petronio es el autor de la obra El satiricón, una de las primeras narraciones que adopta la forma de lo que hoy llamamos “novela”, género que no era común en la antigüedad clásica, aunque por desgracia ha llegado hasta nuestros días incompleta, pues le faltan el inicio y el final, al leerla se puede aún disfrutar del estilo irónico con el que Petronio retrató la vida cotidiana de los latinos de aquella época.
La obra logró llegar a nuestros días en tres momentos de la historia, una primera parte apareció en 1476 y se publicó en Milán, en 1482. Casi un siglo después, en 1564, se encontró un conjunto de fragmentos que junto con los anteriores, dieron lugar a varias ediciones. Por último, un siglo más tarde, en la biblioteca de Nicolás Cippio, en Traur, Yugoslavia, se encontraron otros fragmentos que concuerdan con el original, y que dan origen a la versión más completa que podemos leer de El Satiricón, hoy en día.
El satiricón, narra las aventuras de tres jóvenes, Encolpio, Ascilto y Gitón, éste último, manzana de la discordia entre los dos primeros amigos quienes se disputan su amor durante toda la historia. También se pueden disfrutar de algunos cuetos milesios, pequeñas narraciones sobre todo eróticas, de tradición popular, que se transmitían de manera oral en aquellos años y que Petronio integra a su narración eficazmente para que nuestros personajes tomen parte en dichas historias.
Aunque su narrador, Encolpio, se expresa siempre en el mejor latín, la obra es esencialmente valiosa por los coloquialismos en los diálogos de muchos de sus personajes que por ende ofrecen un interesante objeto de estudio sobre el latín vulgar de la época.
El capítulo más extenso que podemos disfrutar de el Satiricón, es el famoso banquete de Trimalción, un liberto que se vuelve exageradamente rico, y que mediante el ofrecimiento de dicho banquete, presume de todos sus bienes y deleita a sus amigos e invitados con los manjares más exóticos que se pueden ofrecer en una reunión así, todo para que simplemente se den cuenta del todo poder al alcance de su mano.
Se dice incluso que, éste capítulo en especial, fue hecho especialmente para satirizar la vida Nerón, y no podría estar más de acuerdo, pues Petronio describe en Trimalción, a un hombre adinerado, que no sabe qué hacer con lo que tiene, y a quien además tacha de ignorante por medio de diversos diálogos en los que Trimalción hace citas erróneas, confunde nombre de la literatura, e incluso se adjudica frases de carácter filosófico, según su propio criterio, y que no son otra cosa que ironías o palabras bien sabidas.
Es incluso por esto que dicen, Nerón mandó deshacerse de todas las copias y a consecuencia, sólo hemos podido disfrutar de una obra erótica, que si bien llegó a nuestros días mutilada, no deja de carecer de una riqueza extraordinaria, tanto en lenguaje, cultura y tradición de la Roma de aquella época, así como de sabias palabras que nos permiten entender el sobrenombre del árbitro de la elegancia:

  “Mejor sería otorgar mayor paciencia y graduación en sus estudios, afinando el gusto en la lectura de buenos libros, trabajando el estilo con despiadada crítica, escuchando calmosamente los modelos que se pretende imitar, descubriendo que no es lo mejor aquello que deslumbra a la juventud.”

Pues en su notable escritura y su impecable expresión podemos rescatar el alma de Petronio y dejarnos llevar por su sentido de la elegancia y tal vez, volvernos después de leerlo, un poco más elegantes.

BIBLIOGRAFÍA
Petronio, El SatiricónGrupo Editorial Tomo, México 2003, 379 págs.

OBRA DE VIRGILIO


Incitado por sus protectores, escribió las Geórgicas, en apoyo de la política imperial de relanzar la agricultura en Italia, en las cuales recrea la belleza de la vida campesina y sus distintos aspectos: labranza, ganadería y apicultura.
La vertiente pública de la poesía de Virgilio llegó a su cima cuando afrontó la tarea de escribir un ambicioso poema patriótico a imagen de las grandes epopeyas homéricas, la Eneida, que debía cantar las virtudes del pueblo romano y cimentar una mitología propia para la nación. Para ello escogió la conocida figura legendaria del héroe troyano Eneas. Durante otros doce años trabajó en la composición de esta su obra maestra, poema épico que incluye doce cantos.
El verso de Virgilio en la Eneida fue considerado en su propia época, y a partir de entonces, como modelo de perfección literaria tanto por su equilibrio métrico como por su musicalidad. Sin embargo, el poeta no pudo terminar su obra, pues en el 19 a.C. emprendió un viaje por Grecia y Asia con la intención de corroborar sobre el terreno las referencias paisajísticas y geográficas de su obra maestra, prácticamente finalizada para entonces, y para profundizar en el estudio de la filosofía. Durante el viaje enfermó gravemente, y en su lecho de muerte pidió a sus amigos Vario y Plocio que destruyeran la Eneida, por considerarla imperfecta, ruego que no fue atendido por orden de Augusto.
Se atribuye asimismo a Virgilio la composición de un conjunto de obras menores de carácter épico, elegíaco y didáctico, conocido como el Appendix vergiliana, que quizás podrían ser obras de juventud, aunque no está bien dilucidada su autoría. El renombre de que gozó fue enorme no sólo en su época, sino a lo largo de toda la Edad Media, que le consideró como un cristiano anticipado, e incluso se llegó a ver en una de sus Bucólicas una profecía de la llegada del Mesías. En su Divina Comedia, Dante lo convirtió en su guía a través del Infierno y el Purgatorio, y le consideró su maestro.



LA ENEIDA:
La Eneida es una  obra que  fue escrita por encargo del emperador Augusto, con el fin de glorificar, atribuyendo un origen mítico, al Imperio que con él se iniciaba. Con este fin, Virgilio elabora una reescritura, más que una continuación, de los poemas homéricos, tomando como punto de partida la guerra de Troya y su destrucción, y colocando la fundación de Roma como un acontecimiento ocurrido a la manera de los legendarios mitos griegos.
Se suele decir que Virgilio, en su lecho de muerte, encargó quemar la Eneida, ya fuera porque deseaba desvincularse de la propaganda política de Augusto, o bien porque no consideraba que la obra hubiera alcanzado la perfección que el poeta quería.

Léela en el siguiente enlace: