sábado, 10 de diciembre de 2011

Edipo Rey


Ensayo

“Quien no haya sufrido lo que yo, 
que no me dé consejos”
Sófocles (495 a.C. – 406 a.C.)

En Edipo Rey, Sófocles nos presenta el destino de Edipo cumpliéndose no a pesar de los intentos por huir de él, sino gracias a las acciones que pretendían evitarlo. En clase, se dijo: “¿Era Edipo, un mal rey?, ¿era mal padre?, ¿era mal esposo?” la respuesta sencillamente era no, todo lo contrario, hacía todo memorablemente, en realidad no existía una verdadera razón para que todo eso le sucediera a Edipo, excepto el destino, por lo que resulta irónica su vida.
Edipo era un buen hombre, un buen rey, esposo y padre, sin embargo estaba destinado a cometer atrocidades y se le tachó de malvado desde su nacimiento. Pero ¿realmente era malo Edipo? ¿Cumplió con su destino? Sí. ¿Era consciente de lo que hacía? No necesariamente. Edipo mató a su padre sin saber que era su progenitor, se casó con su madre sin saber que era su progenitora, y buscó vengar la muerte del rey Layo sin saberse culpable de tal crimen.
Edipo era intrínsecamente bueno, tanto que cumplió su propia condena y además se arrancó los ojos para reconocer su culpa y arrepentimiento por el daño cometido, sin embargo cuando se habla de él, de manera popular, la historia se cuenta a medias y se le encasilla como un hombre destinado a ser malo.
Pero ¿tuvo Edipo la oportunidad de elegir? ¿Pudo en algún momento de su vida cambiar su destino? Creo que la única decisión que hubo en sus manos fue la misma que todos tenemos: decidir si gobernará la maldad o la bondad que ya vive en nosotros. Edipo pudo resignarse ante tales advenimientos y tomar cartas en el asunto, eliminar la incertidumbre y cometer de una vez tales crímenes a los que estaba ya destinado.
Pero eligió evitar tan cruel destino, intentó en vano labrar su propio camino sin saber que no hacía más que cumplir con el plan ya diseñado. mY es eso mismo, lo que todos hacemos día con día cuando tomamos decisiones. Intentamos desesperadamente sentirnos dueños de nuestro destino y no hacemos otra cosa que cumplir lo que ya está escrito. ¿O no?

Mariandrea Cabral

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